La solución está en el terreno

18 mayo, 2023
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Seguramente si tomaste algún taller o curso de gestión de riesgos en terreno de avalancha, en algún momento te cruzaste con está frase. El terreno de avalancha puede ser un tema amplio y complicado. Trataremos de simplificar, dar algunas ideas y puntos clave sobre el tema que quizás no hayas escuchado antes. Espero que esto los anime a buscar información y seguir estudiando. Reconocer donde puede ocurrir una avalancha, en condiciones de inestabilidad, es clave para mantenerse con vida y divertirse en el backcountry. No podemos controlar la meteorología o las condiciones de la nieve, pero podemos controlar con quién vamos, cuándo y adónde.

De Frey a Jakob, una travesía en terreno desafiante a complejo.

¿QUÉ ES EL TERRENO DE AVALANCHAS?

El terreno de avalancha es el lugar donde estas pueden ocurrir en las circunstancias adecuadas. En pocas palabras, es un terreno lo suficientemente empinado como para que la nieve se deslice, pero tampoco tan empinado como para que la montaña purgue por sí sola. Ciertos tipos de terreno invitan a que ocurran avalanchas más que otros, debido a las características del mismo. A continuación, discutiremos qué buscar y analizar en nuestras travesías.

Primero, es importante comprender que las avalanchas y los accidentes de avalanchas son el resultado de la interacción de la meteorología, el manto níveo, las personas y el terreno. Los primeros tres factores (la meteo, el manto y las personas) son dinámicos y cambian constantemente. Sin embargo, el terreno es estático. No cambia. Lo que cambian son nuestras decisiones y elecciones de itinerarios.

Por lo tanto, reconocer el terreno de avalancha es bastante simple. Reconocer cuándo ese mismo terreno realmente presenta un peligro de avalancha es la parte complicada, y puede ser totalmente incierto. Más adelante trataremos la relación entre el terreno y el peligro de avalancha.

Lo primero que debemos saber es que una avalancha se desencadena cuando la atracción de la gravedad supera las fuerzas de fricción que mantienen la nieve en su lugar. A la nieve le gusta adherirse a sí misma en capas (cohesión) y a esas capas generalmente les gusta adherirse entre sí. Esto es de forma muy simplificada, iremos desarrollando el tema en próximos posteos.

ANALIZANDO EL ÁNGULO DE LA PENDIENTE

Cuanto más empinada es la pendiente, más la gravedad está tratando de empujarla para abajo y, en términos de avalanchas, cualquier pendiente de más de 25 grados se considera “empinada”. Las avalanchas de nieve seca son más comunes en pendientes de 30 a 45 grados. Mientras que, las avalanchas de placas tienden a ser menos frecuentes en pendientes de más de 45 grados, ya que la nieve tiende a purgar por sí sola. Cuando hablamos de nieve húmeda (por recalentamiento, lluvia o deshielo), el agua líquida derrite los enlaces y pueden ocurrir avalanchas en pendientes menos pronunciadas, incluso en pendientes de menos de 20 grados.

La mejor manera de aprender los ángulos de las pendientes es comprar y usar un inclinómetro. Si sos esquiador o snowboarder, probablemente ya tengas una idea de qué tan empinado es empinado! Una pista negra ronda los 30-35°, es un buen ejemplo de terreno de avalancha. Pero, en general, somos bastante malos para juzgar los ángulos de las pendientes, así que para afinar el ojo nada mejor que un inclinómetro (aunque sea una app del teléfono). Al observar una pendiente, la diferencia entre 32 y 37 grados es sutil e imperceptible para la mayoría de las personas. Sin embargo, en condiciones inestables, un cambio de cinco grados es una diferencia enorme.

Finalmente, si pensamos en el terreno típico de Patagonia, y nuestros problemas de avalanchas más frecuentes, nuestras preocupaciones generalmente estarán desde los 35 grados de inclinación.

Cara este del Cerro Constructores (Jakob). Una pendiente continua de 30-35°

ANALIZANDO LA FORMA DE LA PENDIENTE

La forma de la pendiente, ya sea una canaleta estrecha, múltiples barrancos, una pendiente amplia y abierta, o en forma de embudo, si se aplana gradualmente o termina de forma abrupta. Todo esto agrava las posibles consecuencias de una avalancha.

Un barranco confinará y acelerará el flujo. Una pendiente en forma de embudo significa que incluso una avalancha poco profunda puede involucrar un gran volumen de nieve. Si una pendiente se disminuye de forma gradual, los escombros se esparcirán cuando se detenga. Sin embargo, una pendiente que termina abruptamente en un arroyo, una grieta o en un camino provocará que incluso una pequeña avalancha se acumule profundamente. Estas son las que llamamos “trampas de terreno”, y que nos preocupan porque pequeñas avalanchas pueden tener consecuencias serías.

Al final, lo que importa es el ángulo de la parte más empinada de la pendiente y su forma. ¿Es cóncavo o convexo? Siempre va ser más fácil gatillar una avalancha en un terreno en tensión (convexidades). Igualmente, dependiendo del problema de avalancha al que nos enfrentamos, podemos gatillar de forma remota una avalancha desde un terreno conectado al problema. En el área de Bariloche rara vez nos enfrentamos a problemas de placas persistentes, pero sin duda es algo a tener en cuenta en climas continentales (Paso Pehuenche, Las Leñas, Mendoza).

VEGETACIÓN

Los árboles, o en realidad, la falta de árboles son buenos indicadores de corredores de avalanchas. Los árboles rotos o doblados, son signos de avalanchas pasadas. El patrón de vegetación muestra solo que se han producido avalanchas en ese lugar, pero no dice nada sobre el peligro presente o futuro.

Si salimos de travesía por los valles de la zona podemos rápidamente identificar corredores de avalanchas donde Lengas o incluso Coihues (menor elevación) fueron volteados. Muchos de ellos en lugares bastante empinados, que conectan por arriba con pendientes o “hoyas” a sotavento. Fundamentalmente, nos sirven para identificar estos lugares y ser cuidadosos a la hora de cruzarlos, o exponernos a su trayectoria.

ÁRBOLES Y ROCAS: ¿ANCLAS U ​​OBSTÁCULOS?

Algunas personas piensan que los árboles y las rocas pueden ayudar a anclar la nieve. Intuitivamente, tiene sentido que soporten el manto, pero en la práctica no es tan así. Lo único que decide si una avalancha puede desencadenarse es el ángulo de la pendiente y la estructura de la capa de nieve decidirá si la nieve se fractura.

Los árboles pegaditos pueden ser un buen soporte. Por lo general, en el típico bosque andino patagonico, las Lengas tienen una trama bastante tupída. Pero atentos a los claros con pendiente en elevaciones medias (La Palmera, Catedral).

Respecto a las rocas, siempre estar atentos a lo que ocurre cerca de ellas. Generalmente son puntos sensibles, ya que tanto la radiación, como el viento, cambian el espesor de las capas, dejando a veces granos de mayor tamaño y poca cohesión.

PLANIFICAR NUESTRAS SALIDAS EN BASE AL TERRENO

Como vimos, existen varios factores a considerar. ¡Eso que solo nombramos algunos! Para poder realizar salidas con más seguridad, es clave planificar. Hoy en día existen numerosos recursos para ayudar a visualizar las características del terreno, como la cubierta de árboles, la orientación, el ángulo de la pendiente, la existencia de trampas de terreno, etc. Acá en Patagonia son pocos los spots que tienen guías impresas (Frey), y mapas topográficos con sombreado de pendientes. Por eso es importante conocer herramientas de navegación y planeamiento, como Google Earth, CalTopo, FatMap, y Gaia.

FatMap es una de las aplicaciones mas completas para planificar tus salidas.

ENTONCES, QUEDATE CON ESTO

Primero, el ángulo de la pendiente es clave para entender si puede ocurrir una avalancha en condiciones de inestabilidad. A diferencia de los otros factores de las avalanchas, el terreno no cambia y las pendientes de 35 a 45 grados producen la mayoría de las avalanchas en la zona. Desafortunadamente, esas son las pendientes que más nos gusta esquiar. La mejor forma de identificar el terreno es, ser curioso, y comenzar a medir los ángulos de las pendientes.

En segundo lugar, siempre pensar en las consecuencias. Si no te gusta a dónde te llevaría una avalancha y lo que podría pasar ahí abajo, no esquies esa ladera. Pensá cuales pueden ser las consecuencias incluso de una avalancha pequeña.

Por último, reconocer el terreno de avalanchas cuando la nieve esta inestable es la clave para poder estar en las montañas todo el tiempo y volver a casa al final del día. El buen conocimiento del medio, la comunicación con tu equipo y las habilidades de transitar de forma inteligente, siempre son mejores que las habilidades superiores de rescate.

En los próximos posteos vamos a clasificar el terreno por complejidad y exposición. La escala ATES (Avalanche Terrain Exposure Scale) clasifica las rutas y áreas de terreno según la gravedad de la exposición al peligro de avalancha. Tiene tres clases de terreno: simple, desafiante y complejo. Veremos cómo relacionar el tipo de terreno con el nivel de peligro de avalanchas.

¡Nos leemos la próxima!
Fer Martinez – BCP team